LA AUTORA
Tatiana nació en Chisinau cuando la República de Moldavia aún era parte de la URSS. En casa hablaban ruso y rumano, por lo que desde pequeña se le dieron bastante bien los idiomas. Su pasión por la escritura no fue algo casual o impredecible, ya que vivió toda su infancia entre libros debido a las profesiones de sus padres.

Durante su infancia, deportaron a sus abuelos a un gulag en Siberia, algo bastante común en aquella época. Allí hacían diferentes trabajos: su abuela fue costurera durante mucho tiempo y Tatiana sigue guardando uno de sus alfileres con los que cosía. Comentó que algún día, cuando pudiera viajar a Siberia, le gustaría escribir sobre lo que sus abuelos pasaron allí tantos años atrás. Al casarse y mudarse a París aún no sabía nada de francés, por lo que tuvo que aprender mientras trabajaba en medios de comunicación en inglés, trabajo que dejó porque su verdadera pasión era la escritura.
Vivió en el centro de París durante un tiempo junto a su marido y sus dos hijos, pero más tarde decidieron mudarse al campo para dar una educación más sencilla a sus hijos.
LA NOVELA
Sinceramente, y empezando con una pequeña crítica sobre este libro, me sorprendió gratamente la forma de escribir tan detallada que tiene Tîbuleac, cómo detalla cada sentimiento como si los acabara de vivir. La estructura del libro también me gustó mucho: que haya algunos capítulos con un único pensamiento pero que se puede interpretar casi de mil formas distintas. Y todo esto teniendo en cuenta que fue su primera novela.

Este libro está narrado por un adolescente de nombre Aleksy, y por las primeras palabras del libro podemos deducir que no es un adolescente cualquiera; es una persona diferente, con pensamientos diferentes a los del resto, incluso a veces se llega a sentir rechazo por su presencia en el libro y su manera de actuar. Desde luego, no es alguien a quien todo el mundo le gustaría tener cerca.
La manera de pensar de Aleksy es intensa, cruda, sin una pizca de empatía por ningún ser viviente, es realmente, muy radical:
«Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea.” Dice Aleksy en las primeras líneas de la primera página de este volumen, por estas palabras podemos comprobar lo que afirmaba antes. Aleksy es cruel.
Cierto es que no se ha criado en un ambiente muy adecuado para un enfermo mental como es él. Su hermana murió; su madre, en depresión por la muerte de su hermana, no se hacía cargo de él; su padre les abandonó para irse con otra mujer; y, por si fuera poco, su abuela estaba completamente ciega.
Dicho esto, no voy a contar el verdadero bombazo de este libro, ya que para eso tendréis que leerlo. Espero que os animéis ya que es una lectura que tan solo por la forma que Tatiana ha elegido para narrarla correctamente como Aleksy, ya merece la pena leerla.
ARIADNA CIFUENTES