EN BUSCA DE LA BELLEZA

Y por fin, un año más, tras todos los agobios y desesperaciones de un curso que sigue a la espera de la normalidad, llega el verano.

Y llega aliviando gran parte de nuestros problemas. 

Sin duda, nos lo merecemos, ahora es tiempo de vivir y disfrutar.

Pero para ello, también debemos poner de nuestra parte. 

Basta de hacernos sufrir a nosotros mismos por las inseguridades que el verano, a pesar de su felicidad, trae consigo.

No podemos desperdiciar días que dentro de unos meses extrañaremos por el simple hecho de tener miedo a mostrar nuestro cuerpo. 

Nuestra belleza no se encuentra en nuestro peso, tampoco en nuestras estrías y mucho menos en cómo nos queda un bikini o un bañador. 

Debemos darnos cuenta de que pertenecemos a un cuerpo que sin nuestra esencia estaría vacío. 

Un cuerpo que antes de ser bello debe ser feliz. 

Porque de la felicidad depende la belleza.

Y cuanto más nos dejemos llevar por nuestro corazón, más atractivos seremos.

Y es que no hay nada más bello que aquella persona que destaca por ser quien es, que vive sin pensar en un mañana y que ama.

A su manera, pero ama.

Por eso, este verano vamos a procurar dejarnos las inseguridades a un lado, a intentar no arrepentirnos de no haber hecho o dicho algo y vamos a aprender a querernos.

Porque puede que la belleza no entienda de objetividad y mucho menos tenga una fórmula, pero estoy plenamente segura de que siempre tiene algo en común.

Así que sí.

La belleza es vivir.

La belleza es amar.

Pero sobre todo…

La belleza es ser.